♥ Alice Irina O'Dwyer

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

De no ser así te la presento, Alice.
Esta angelita es lo más puro que puedes encontrar en el universo, fiel, leal, amable, alegre... Todo lo bueno esta en ella, es la mejor creación de Dios por lo que no habría que esperar menos al respecto, el mismísimo paraíso. Si la ves confiarás en ella, no tardarás ni dos segundos apenas, tiene un aura que la rodea especial y seas como seas, bueno o malo, grande o pequeño, te empujará a poder contarle tus más íntimos secretos, ¿los guardará bien? Eso hay que ganárselo, que te traicione es casi imposible pero, como rompas un pacto que tengas con ella prepárate, pues el más temible infierno te arrasará.

Y sí, todos necesitan saber protegerse por sí mismos, el creador le asignó las mejores cualidades de las dos partes; ella es firme y dispuesta a todo, una líder nata, una luchadora. Aún con su pequeña apariencia, que la ves y nada más encuentras a una pequeña chica de 17 años no es lo que aparenta, nunca hay que fiarse de la portada de un libro antes de conocer el interior de él.
Guarda rencor en su interior, si le haces daño una vez no volverás a ver el cielo como debe ser, vivirás la más horrible vida nunca vista, ni volverás a tener esperanza ni sentir amor. Puede esperar mil años, que ya los ha vivido demasiadas veces pero, la venganza llegará y la tempestad cubrirá todo.

Apostar es casi tan malo como jugar con fuego, peligroso e inestable, las mismas palabras con la que la podríamos describir, sí. Todos los ángeles son unos santos, siempre, buenos y amables con todo el mundo pero ella no, es diferente y eso le gusta a la gente, para mantener un reino la mano dura es importante, hay que saber como castigar a los que incumplen las normas y es lo que ella hace. A veces hay que ser compasivo, otras no hay que tener piedad; mucha gente se inclinaría solo por una de las partes y sería incapaz de llevar a cabo la otra pero, la pequeña diosa es especial.

HISTORIA

El mismísimo origen, ahí es donde ella nació.
Dios estaba creando el mundo hace ya miles y miles de años, puede que millones incluso, los prados, los bosques... Las personas no habían llegado, ni siquiera los seres vivos; eran un mundo virgen a espera de las nuevas generaciones, él y Lucifer, el rey del infierno no se llevaban mal, aunque tampoco bien; era una pequeña rivalidad entre amigos ya que, eran hermanos ellos dos, sí, por muy extraño que parezca.
Los dos ansiaban algo, o alguien y lo mejor es que esa persona estaba por llegar muy pronto, ¿quién ocuparía el lugar que esos dos hermanos tanto deseaban? Querían una persona que les comprendiera a los dos por igual, que los animara y sacara la mejor parte de cada uno, una diosa.
Necesitaban mucho poder para crear a semejante ser, ellos eran nuevos, nacidos de la nada hacía tan solo unos días, ese ser les acompañaría por toda su existencia y así, tras mucho trabajo sin descanso, casi se agotaron y llegaron a la muerte, les costó poco más que su vida crearon a esa chica.
Nació con el cuerpo de una mujer de diecisiete años, muy joven y hermosa; un cabello dorado como  si fuera oro, unos ojos azules que superaban la belleza del mar; era la perfección en persona y no podían estar más orgullosos de su trabajo, solo les faltaba darle un nombre, su identidad; Alice.
Era mitad ángel, mitad demonio; una combinación que nunca se habrían esperado, ¿cómo podía salir algo así? Sus fuerzas habían sido unidas, cada uno era una parte del rompecabezas, tenía lo bueno de los ángeles y lo malo de los demonios, una fuerza sobrehumana y peligrosa, podría controlar lo que ella quisiera ya que, no había ser capaz de igualar su poder, ni lo habrá nunca.
Alice era la pequeña de los hermanos, la cuidaban y enseñaban, aprendió a volar con alas como Dios, o sin ellas como Lucifer, el poder de ambos estaba en su interior. No tardó mucho en aprender las cosas más complicadas, una inteligencia sin igual albergaba dentro de ella y encajaba todo a una velocidad más rápida que la luz, imposible pasar algo por alto.
Y entre ellos dos le hicieron un regalo, su propio reino, Celestia se llamaba; ahí vivirían todo tipo de personas, desde ángeles a demonios, elfos, hadas, brujas... cuando se iban creando lo único que deseaban era estar con ella, pertenecer a ese maravilloso y perfecto lugar. Se encontraba en una isla, que no era fácil de hallar, solo los que ella decidiera encontrarían el camino, si no, podrías perderte en la nada y nunca llegar, ni con magia siquiera, la chica sabía lo que era la protección y un escudo envuelve todo el lugar, si ella no lo desea, no entrarás a Celestia.
El lugar era perfecto, cataratas, lagunas, playas, bosques... Todo lo que la madre naturaleza podía ofrecer estaba en ese magnífico lugar, animales de todas las razas, flora exuberante y única. Más al interior, en el centro concretamente estaba El Palacio de Cristal, nada más ni nada menos que la vivienda de esta mujer, un lugar mágico en todos sus sentidos, maravilloso e increíble, todos querrían algo así, se mantiene en pie gracias a la fuerza divina que le llega desde el cielo y lo protegen desde el infierno, una combinación extremadamente fuerte e irrompible.
Es la única reina que ha habido y habrá, todos la toman enserio y la admiran por como es; el mejor lugar para hospedarse es esa isla y lo saben por todos los reinos cercanos, pequeñas aldeas se distribuyen por toda la zona, casitas pequeñas y algunas más grandes, ríos y lagos en abundancia, nunca faltaría nada.